En la historia de la humanidad siempre se han destacado carros que han marcado hitos.
La Volkswagen Kombi fue una camioneta que le cumplió a la historia y se quedó grabada en la memoria de las personas que vivieron los años 60.
En el mundo, cuando las manifestaciones sociales eran evidentes, como en Francia o en San Francisco (EE. UU.), nació la cultura hippie: jóvenes que creían en el ideal del amor y cambiar al mundo mediante la paz para que fuera un lugar más justo y más equitativo.
Grandes músicos nacieron en esta época, como Jimmy Hendrix y Janis Joplin, que marcaron la época en el inolvidable festival Woodstock de 69.
El uso de colores excesivos, drogas como los ácidos y la marihuana, y la sicodelia reinaban en las fiestas donde reinaba el naciente rock.
Los hippies no creían en el consumo y negaban el sistema capitalista. Se negaban a la guerra y su oposición a al conflicto en Vietnam fue conocida a nivel mundial.
Por ello, sus movilizaciones en la Volkswagen Kombi fueron ampliamente conocidas.
Eran pintadas con los colores característicos como el verde y el morado, con el símbolo hippie y frases alusivas al amor y a la paz. Algunos instalaban sistemas de sonido a través de los cuales la música de Jimmy Hendrix mandaba la parada.
Hoy en día, este singular vehículo sobrevive en distintos lugares del mundo.
En Colombia es particularmente difícil de encontrarlas, pues el paso de los años y la falta de gomosos que las mantengan como salidas de la fábrica han hecho mella.
No obstante, los pocos coleccionistas que tienen una o varias las guardan con mucho recelo y se niegan a venderlas por su valor histórico.
En Brasil, y en especial en Sao Paulo, la situación es diferente. Gracias a que Volkswagen tiene planta en ese país, el mantenimiento de este ícono se facilita mucho más que en otras latitudes.
Es normal verla transitar en el duro tráfico paulista en muchas formas. Ya no sobrevive como la camioneta que llevaba a los hippies a sus fiestas.
Ahora se usa como un furgón de carga, un uso más capitalista y es normal verla remolcando todo tipo de mercancías en esta gran ciudad brasileña.
Tal vez, muchos de los que usan esta camioneta desconocen el valor sentimental que tiene para los hippies de los 60 un carro que ahora vive moviendo cachivaches dentro de una ciudad.
También es común verla convertida en ruta de colegio, pues se ha optimizado para que su consumo de gasolina sea bajo y sea un carro económico en todo los sentidos.
Así pues, un símbolo de amor y paz hoy se dedica a mover y dinamizar la economía de Brasil en su principal ciudad.
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